De Portomarin a Palas de Rei, tiempo de camino y de amistad.

domingo, 5 de julio de 2015

     Durante la tarde de la jornada anterior no me resistí a ver detenidamente por todos los costados, la Iglesia de San Nicolás de Portomarín. Cada vez que me acerco a ella descubro algo que nunca vi, por eso al dia siguiente amaneciendo la volvi a buscar y tocar sus piedras con sus señas, sus números, su orquesta medieval y arrancar todo lo positivo de unas piedras que trataron unos canteros con toda la sabiduria en su quehacer. Vuelvo la vista atrás y no disimulo algo mi tristeza al retirarme de su lado, el camino deja huellas, nunca cicatrices, y este sitio es uno de esos que me ha marcado, pretendo volver.



     La mañana está nublada, la temperatura ideal para retomar el camino, amenaza poca lluvia que luego no llegará, incluso en el horizonte parece que hay algo de niebla, busco el rio y el puente para ascender por un paraje casi indómito, de esos que si te descuidas te roba el alma, la cuesta se empina hasta que acabas en una carretera, desde aqui el camino es otro, no es el de ayer, no por ello existe desesperanza, puede ser momento de animada cháchara, de recibir y de dar, de profundizar en una posible amistad con otros peregrinos, asi mirando al frente y hablando te das cuenta que con un buen amigo, con una nueva amistad no hay camino largo.



     Paso Gónzar donde sello, después Castromaior y tras cruzar caprichosamente una carretera varias veces acabamos en otra mas estrecha seguimos hacia Ventas de Narón. No es el de hoy el camino tan espectacular con su naturaleza como el de ayer, pero si sorprende en Ventas de Narón su pequeña capilla, donde también sello y mas adelante no dejo de recordar y pensar en el cruceiro que mas me ha impactado de todos los vistos, el Cruceiro de Lameiros. Da hasta miedo, la muerte rodea todo el cruceiro, escalera, tenazas, martillo, huesos, craneo, expresión pura de muerte, alli me detengo, lo observo, le doy la vuelta, es aqui uno de esos momentos del camino donde el silencio interior se hace sombrio, junto a el un enorme roble da sombra al Cruceiro, observo a varios peregrinos rodear el roble, abrazarlo, intentan coger energia del suelo, de las raices de la naturaleza.



     Como digo, no es este tramo el camino tan espectacular de ayer, pero hay que seguir, se suceden aldeas, una tras otra, siempre en buena compañía, hoy mi instinto viajero, como también lo fué ayer durante un buen tramo he llevado compañia humilde, tranquila, aflorando en momentos sentimientos que quizás solo los expreses en esos momentos, de peregrino a peregrino. Hoy camino exquisito donde he sido capaz de reir, de aflorar mis sentimientos, de saltar y de sorprenderme.



     Ya estoy en Palas de Rei, descanso y quizás visita a Vilar de Donas, sosiego, paz y pensando ya en mañana, entraremos en tierra de duendes, de meigas, de leyendas y de enigmas. Por cierto parada inevitable en Melide, los peregrinos saben porque.

 Buen Camino amigos.

Jacinto Fuentes Mesa
Abuelo y peregrino.


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