Padrón, 12 de Abril de 2017
Bosque frondoso regalo total de la naturaleza, virginidad de un sendero que te sorprende en cada paso que das, vertiginosa pendiente que hace que el susurro del agua se convierta en griterio natural, después remansos de paz, arboleda con maneras altivas, paz en el aire, camino espiritual que merece conocer y ver el peregrino, unos seis kilómetros de andar y caminar con los sentidos preparados en ese hermanamiento entre viajero y naturaleza, bosque encantado y en alguna ocasion siniestro.
Se acaban los bosques hermosos, vuelves al pueblo, al ver el acelerón sin sentido del coche, a la rutina tonta y absurda.
El final de la etapa no puede ser mas espectacular, olor a mar, a vistas de postales con encanto, a mullir los pies cansados ya en la arena de la playa, reculas el trasero en la arena y con la vista al frente o los ojos cerrados agudizando el oido te relajas y vuelven los sentidos al corazón y a sentir tus pies y a entender en silencio el valor de cada uno de tus pasos para la etapa.
Buen Camino.
Jacinto Fuentes.
Abuelo y peregrino.
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